El PRIMER PREMIO del CONCURSO NACIONAL DE ANTEPROYECTOS para el CENTRO ARGENTINO DE INNOVACION -CAI-, fue recientemente ganado por los arquitectos Miguel Cocco, Mariano De la Mota y Javier Socolovsky, quienes lo explicaron en el TENDIEZ Experiencias que se realizó en mayo

 

El Centro Argentino de Ingenieros (CAI) ha anunciado al equipo ganador del concurso nacional de anteproyectos para el desarrollo del proyecto de su ampliación y puesta en valor.

El edificio academicista que proyectó Alejandro Christophersen en 1911 será ampliado “con el objetivo de generar un ámbito especialmente orientado al desarrollo de la innovación y una universidad de avanzada”,

Esta iniciativa permitirá a la institución desarrollar actividades de educación y capacitación, muestras de tecnologías e incubación de proyectos.

La propuesta será desarrollada por los arquitectos Miguel Cocco, Mariano De la Mota y Javier Socolovsky  (SCDM Arquitectos) fue distinguida con el Primer Premio.

“Es valorada la concepción del proyecto desde la perspectiva de ser un Centro de Innovación, Conocimiento y Formación del CAI, estos conceptos se verifican en la integración a partir del vacío que genera el espacio colectivo, con la movilidad y flexibilidad que deben poseer los ámbitos de investigación y educación de alto nivel”, fundamentó el jurado.

En la resolución del paquete funcional y circulatorio, el proyecto ganador propone un espacio de convivencia luminoso e integrador que llama “atrio”, al que están vinculadas todas las plantas.

A su vez se pondera la decisión haber planteado dos niveles detrás, donde el edificio existente posee uno, “para aprovechar una doble altura en la cubierta del edificio patrimonial que propone un espacio de encuentros muy bien logrado con cafetería, balconeo y exteriores, con suficiente riqueza para establecer contacto y comunicación, combinado con el sector de coworking, salas de reunión, oficinas, aulas flexibles y terraza al norte en la parte posterior”.

El aulario se organiza alrededor del atrio, con un anillo circulatorio que permite leer la planta en su totalidad de manera rápida y sencilla: “la incorporación de una escalera espacial desalienta el uso de medios mecánicos y vincula rápidamente todas las plantas”, acotan los proyectistas.

Las aulas se ubican hacia frente y contrafrente, con ventilación natural y un sistema de parasoles. Resulta una fachada “abstracta tecnológica, despojada y retirada, que deja el protagonismo al edificio histórico”, completando un frente continuo hacia la Avenida 9 de Julio.