La Arq. Mariel Suárez, oradora de Tendiez Experiencias “Casos y cosas de Casas” ofreció un singular abordaje sobre la relación entre clientes y arquitectos a la hora de diseñar una casa, que incluyó los aprendizajes de tres maestros como Amancio Williams, Alvaro Siza y Rafael Iglesia .
Nos mudamos a nuestro actual estudio a mediados de Enero 2020 y dos meses después se inició la pandemia y quedó vacío. De a poco adquirimos un nuevo ritmo, con una dinámica diferente, la digital. El estudio comenzó anclarse en algún sector de nuestras casas, algo impensado hasta ese momento, al menos de manera sostenida. Como profesionales de la arquitectura, trabajamos para la sociedad y por ende, para personas que debido a la pandemia permanecen más tiempo en sus casas. Ésta pasó a ser oficina, gimnasio, escuela, lugar recreativo, espacio de introspección, etc. y eso inevitablemente trae demandas y nuevos requerimientos
A partir de la invitación del equipo de Tendiez Experiencias a dar un breve charla sobre la vivienda unifamiliar centrada en la relación con el cliente, traté de ordenar algunos pensamientos a partir de la consigna de esta convocatoria y me hice una pregunta: ¿Qué papel ocupa el cliente en mi vida? para ahondar en ese tema voy a hacer referencia a 3 maestros de la arquitectura:
El primero es Amancio Williams: En una carta escrita en 1943 por Amancio a su hermano Mario, con relación al proyecto para su casa en el Parque Pereyra Iraola en Mar del Plata, le expone su concepción del quehacer del arquitecto contemporáneo y le explica las virtudes del proyecto que había desarrollado para su vivienda. Conociendo las resistencias de su hermano a aquel proyecto, en la carta le decía que esperaba que, luego de leerla, hubiera comprendido la imposibilidad para el arquitecto verdadero, de plegarse a «gustos» de clientes, cuando su función era buscar la expresión de su época. Para Amancio: ¨La arquitectura es una de las formas más completas en que una época puede manifestarse, porque es la resultante de dos grandes fuerzas: el espíritu de la época y los recursos con que ella cuenta. Una época con espíritu equivocado, aunque tenga enormes recursos materiales y científicos, produce bodrio¨. Y concluye:¨Ningún arquitecto que tenga un concepto elevado de su función, que sienta su época en forma honda, que sienta la necesidad de expresar su espíritu, que quiera aprovechar al máximo sus recursos, podrá honradamente edificar, a pedido de un cliente, en un estilo dado. Los llamados “estilos”; vasco, breton, Tudor, etc., son la expresión, en un país y épocas dados, de ciertos climas, modos de vivir, recursos locales. Tienen encanto, no todos, cada uno en su sitio y en su tiempo, pero es tan absurdo imitarlos como querer imitar el clima, el paisaje u el modo de vivir que les dieron nacimiento. Es tan incongruente como querer viajar en góndola por la pampa o en trineo por las sierras de Córdoba¨. Su actitud intransigente, producto quizás de la lucha ideológica contra el eclecticismo de fin de siglo, hizo frustrar el proyecto y éste quedó en sólo en planos.
El segundo arquitecto es el portugués Alvaro Siza. Trabajé con Siza para el proyecto del Centro Municipal de Distrito Sur, en Rosario, que en 1998 le encomienda la Municipalidad de esta ciudad. Durante el proceso de diseño, las posibles objeciones del comitente eran siempre esperadas y bienvenidas. ¿Qué dijeron ellos?¨, era su incansable interrogación, ya que los problemas eran considerados como estímulos para ejercitar su ingenio. Cuantos más condicionamientos existen en un edificio, mayor es la posibilidad de conquistar la libertad. En su texto «Vivir una casa», Siza habla de cómo el tiempo hace que poseer, mantener y renovar una casa sea una tarea heroica. Para Siza: ¨En una casa siempre se está averiando alguna cosa y todo el tiempo del mundo es insuficiente para repararlo todo. Un día se funde una bombilla y otro se estropea el frigorífico o la televisión; otro día aparecen goteras porque se ha roto una teja o la tubería del vecino. No da tiempo a arreglarlo todo. No da tiempo a tener siempre el césped bien cortado o a colocar los libros en su sitio o a cambiar la rueda del coche que se acaba de pinchar. Por eso son tan felices los breves momentos en los que todo funciona bien¨. Recuerdo a Siza mencionar que la responsabilidad del arquitecto en esta tarea heroica es moderada. Y que para él, el primer arquitecto de un proyecto es el cliente, el promotor. Si el promotor está buscando la calidad, encontrará una obra de calidad (espacial y constructiva), pero si no es su principal objetivo, allí es cuando pueden aparecer los problemas y las dificultades. Cuando el cliente comprende lo que estás haciendo, comprende cuáles son tus procesos y tus motivaciones, y además coinciden con las suyas, todo se desarrolla de manera más fluida.
El tercer arquitecto que quiero nombrar es a Rafael Iglesia. Con Rafael compartí algunos años el estudio y por lo general, contrariamente a Siza, tenía ya los proyectos en la cabeza previo a que apareciera el cliente. Entonces cuando llegaba el encargo seguramente él ya tenía el proyecto definido y el cliente, ó se enamoraba de la propuesta ó se iba. Así de extremista era la cuestión.
Volviendo a la pregunta del inicio, yo mi identifico con la figura de un sastre que le hace al cliente un traje a medida, una obra que refleje su modo de vida, sus gustos y su ideología. Y para esto hay que escuchar, leer entre líneas. Pero también al cliente hay que educarlo, hay que ofrecerle otros puntos de vista, otras miradas, porque muchas veces propone cosas inviables, ó sin sentido por desconocimiento. Y es allí cuando nosotros tenemos que hacernos y hacerles las preguntas correctas. Encontrar y mostrarles un nuevo punto de vista, porque la creatividad es ver las mismas cosas desde otro lugar. En el estudio le dedicamos mucho tiempo al desarrollo del proyecto, al seguimiento de la obra y a acompañar al cliente también en ese proceso. Como vemos entre los colegas con quien comparto este panel, son muchas las áreas donde puede desarrollarse un arquitecto: Proyecto y Dirección de obra, Documentación de obra, Gestión de Proyectos, Animación de proyectos, Planificación Urbana, Sustentabilidad y Energías renovables, Rehabilitación y Conservación Patrimonial entre otras especializaciones. Pienso que la diversidad en el perfil profesional requiere de una orientación interdisciplinaria, no podemos permanecer encerrados en la propia especialización si queremos ser más libres en nuestro propio trabajo.
Gianni Vattimo dice “la interdisciplina es sinónimo de libertad” y agrega que ¨para ser un buen arquitecto se debe ser experto en diferentes sectores y no limitarse a ser un buen dibujante de edificios¨. En una entrevista Siza opina: ¨Siempre he luchado un poco para no ser considerado un «especialista» en un determinado tipo de edificio. Hay que variar porque en la ciudad hay de todo: hay casas pequeñas, hay edificios de viviendas, edificios públicos, monumentos… y todos están en relación. Los arquitectos tenemos que entrenar, tenemos que hacer un aprendizaje que incluya todos esos elementos de la ciudad. Si no, al final no tenemos el conocimiento ni la aptitud necesaria para proyectar ninguno de ellos. El arquitecto debe tener la capacidad de hacer cualquier tipo de edificio, porque así podrá entender las relaciones entre ellos y la ciudad, y podrá entender la ciudad en su conjunto¨.
Además de proyectar viviendas unifamiliares, tema de este encuentro, nos parece enriquecedor recibir todo tipo de encargos, esto nos permite seguir entrenándonos para realizar proyectos de pequeña y gran escala. Sin dudas, la gratificación siempre llega cualquiera sea la escala de la obra. En el caso de obras públicas, como el Parque Hipólito Yrigoyen en Rosario ó las Piscinas Públicas en Andino, nos sentimos satisfechos cuando se llenan de gente tapando el proyecto, por haber creado un espacio donde la arquitectura convoca. Ó en el caso de una vivienda, cuando los clientes sienten que encontraron su lugar en el mundo. Voy a cerrar con la frase que me dijo un cliente mientras durante el proceso de diseño conversábamos sobre el proyecto: ¨Apuntemos a las estrellas para llegar al árbol¨.